Un año más, con la llegada de marzo, Dulce está más presente aún si cabe en nuestra memoria. Hace ya siete años, nuestra fundadora y amiga nos dejó tras luchar contra un cáncer de pulmón que detuvo su vida y, a la vez, la de todos sus seres queridos. El destino quiso que Dulce se marchara pero su ánimo, alegría y optimismo nos ayudan cada día a trabajar por su legado.
Ella quería una asociación por y para los pacientes de esta enfermedad y su familiares, un lugar en el que encontrar amor, paz, comprensión y apoyo en los momentos más difíciles. En ello estamos, Dulce. Desde aquí trataremos de llevarlo a cabo con el mismo cariño y tesón con que tú lo habrías hecho.