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Prevención

El cáncer de pulmón puede desarrollarse por numerosas razones. Al igual que no es posible predecir la aparición de la enfermedad, tampoco se sabe con certeza que existan acciones o comportamientos que puedan prevenirla. Sin embargo, mantener un estilo de vida saludable puede ayudar a reducir el riesgo de padecerla. Algunos de estos hábitos son los siguientes:

Dejar o evitar el tabaquismo

Prevención dejar o evitar el tabaquismo

El tabaco es el más importante factor causante del cáncer de pulmón. El tabaco y el humo aspirado del mismo contienen más de 5.300 sustancias químicas, de las cuales más de 200 son venenosas y más de 70 son cancerígenas. Algunas de estas sustancias son volátiles, pero otras se acumulan en el organismo y pueden permanecer en él muchos años.

Además, el humo de segunda mano pone en peligro la salud. El humo de segunda mano o humo ambiental del tabaco es la mezcla del humo exhalado y de otras sustancias que deja el extremo encendido del cigarrillo u otro producto de tabaco. Tanto una persona fumadora como las no fumadoras que están a su alrededor mientras fuma, están expuestos al humo de segunda mano. Supone un importante riesgo ya que implica la exposición a las mismas sustancias tóxicas e irritantes a las que se exponen las personas fumadores, incluidos los agentes cancerígenos. Así, la exposición al humo de segunda mano también aumenta el riesgo de cáncer de pulmón.

En el ámbito laboral, para asegurar el mantenimiento de los espacios libres de humo, pide a las personas fumadoras que cumplan la normativa y lo hagan fuera de las oficinas o recintos de trabajo.

En el ámbito doméstico, no fumar dentro del hogar, sobre todo si se vive en familia; el humo ambiental del tabaco es especialmente dañino para la salud de los niños y las mujeres embarazadas.

Recomendación

Si no se ha fumado nunca, se recomienda no comenzar a hacerlo y si se fuma, se recomienda dejarlo de inmediato.

Razones para dejar el tabaco:

Hay muchas razones para olvidarse del tabaco, entre la que se encuentra la salud y calidad de vida. No importa la edad o los años que se lleve fumando, dejarlo aporta años de vida con salud. Además, el riesgo de padecer cáncer de pulmón de las personas que dejan de fumar, se reduce a la mitad al cabo de 10 años.

Dejar de fumar aporta muchos beneficios y la buena noticia es que comienzan en cuanto se deja de hacerlo. Aumenta la esperanza de vida y su calidad porque se reduce el riesgo de padecer enfermedades asociadas al consumo de tabaco, como el cáncer de pulmón, y las complicaciones que entraña. Y no sólo implica vivir más años, sino también con mejor salud y calidad de vida, ya que protege frente a otras consecuencias dolorosas e incapacitantes de las enfermedades relacionadas con el tabaco.

En pacientes oncológicos, se ha constatado que la cesación tabáquica tiene efectos positivos muy significativos. Disminuye el riesgo de aparición de segundos tumores o metástasis; aumenta tiempo de supervivencia; reduce complicaciones quirúrgicas y del postoperatorio; aminora las complicaciones de la radioterapia; mejora la respuesta a la quimioterapia y el perfil de toxicidad de algunos fármacos. Además, produce una mayor tolerancia y resistencia al ejercicio, una mejora significativa de la calidad de vida uy un incremento de los niveles de actividad y de movilidad.

Cómo ayudar

Para ayudar a familiares o amistades que fuman, lo más importante es mostrar todo el apoyo y comprensión posible, independientemente de que decida dejar de fumar en este momento o no. Dejar de fumar puede ser difícil, por lo que asegurarle apoyo si lo intenta es una gran ayuda.

En familia, se aconseja hablar con hijos/as sobre el significado del acto de fumar. Hacerlo con una conversación tranquila y abierta sobre el tema para que puedan comprenderlo mejor y evitar los riesgos derivados de ello.

Para personas fumadoras decididas a dejarlo, existen actualmente muchas ayudas para conseguirlo. Se aconseja tratarlo con la persona especialista en medicina o enfermería o consultar los recursos locales en la propia comunidad. Pueden encontrarse muchos materiales y herramientas que ayuden a dejarlo en esta web:

Dieta variada

Prevención dieta variada

El cáncer es una enfermedad relacionada con múltiples factores de riesgo y entre los que se han identificado se encuentran la obesidad, el tabaco, el alcohol, el sedentarismo y la mala alimentación, todos ellos asociados a estilos de vida poco saludables.

La buena noticia es que son factores de riesgo modificables, es decir, está en nuestras manos el hecho de poder cambiar estos hábitos y llevar un estilo de vida saludable que contribuya a disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades como el cáncer.

Algunas recomendaciones serían estas:

  • Mantener una dieta variada y equilibrada basada en el consumo de frutas y vegetales, proteínas y grasas de buena calidad, una adecuada hidratación y un estilo de vida activo y dejar de lado el sedentarismo, pueden contribuir a mejorar nuestra salud y prevenir enfermedades.
  • Evitar la exposición al tabaco y alcohol, dos tóxicos muy dañinos y relacionados con el desarrollo de enfermedades graves.
  • No tomar suplementos sin supervisión de un profesional de la salud, ya que no se puede olvidar que lo natural no es sinónimo de inocuo.

En definitiva, se recomienda mantener un estilo de vida saludable que ayude a ganar en salud.

Ejercicio físico

Prevención ejercicio físico

En primer lugar, se debe consultar a una médica o médico especialista si se puede realizar actividad física. De ser así, se aconseja mantener una rutina regular de ejercicio físico que ocupe la mayor cantidad posible de días de la semana. En caso de no tener la costumbre de realizar ejercicio, se aconseja hacer una progresión inicial de menos a más. Para ello, se aconseja consultar con profesionales de la actividad física para planificar una rutina que se adecúe a las condiciones (físicas, personales y de salud) de cada paciente y para conocer la correcta realización de los diferentes ejercicios.

En la medida de lo posible, se debe intentar cumplir con las recomendaciones de práctica de ejercicio físico para población oncológica con las siguientes pautas:

  • de 3 a 5 días por semana trabajo aeróbico (andar, correr, bicicleta, baile, senderismo), con una duración de entre 150 y 300 minutos semanales, a una intensidad vigorosa o moderada, respectivamente.
  • de 2 a 3 días trabajo de fuerza, mediante bandas elásticas, con el propio peso corporal, máquinas del gimnasio, etc. Se recomienda 2 series de cada ejercicio a una intensidad de 6 sobre 10, donde 10 es una intensidad máxima.
  • de 3 a 4 días por semana trabajo de flexibilidad de los grandes grupos musculares, tanto de miembro superior como de miembro inferior.