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“Cáncer y tabaco: sin culpas” por Joan Salvador Vilallonga

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Cáncer y tabaco: sin culpas

 

Si tiene cáncer es por su culpa. Por haber fumado toda la vida. Esta es una frase que oigo a veces, y cuando la oigo intento imaginar como me sentiría si me la dijeran siendo yo fumador y teniendo cáncer. La sentencia puede ser útil para quién la dice, por razones que explicaré un poco más adelante pero, sin duda, no es útil para quién la recibe. Cuando hablamos de personas hay una forma mejor de relacionar cáncer y tabaco: sin culpas.

Que el tabaco es un factor causal de cáncer, hoy en dia, despierta pocas dudas. De hecho la relación del tabaco con el cáncer es la más fuerte de todas las que se han econtrado hasta ahora en los estudios epidemiológicos. El consumo tabaco está detrás de entre el 30% y el 60% de todos los diagnósticos de cáncer y, sobre todo, de cáncer de pulmón, faringe, boca, lengua y vejiga urinaria.

De forma natural las personas que tienen cáncer de pulmón y han fumado durante muchas años, no es frecuente que se culpabilicen a si mismos: conocen la relación entre ambos fenómenos y aceptan que su hábito tabáquico puede haber contribuído a la enfermedad. Lo que no hacen -y es bueno que no lo hagan- es culpabilizarse a si mismos.

Digo que es bueno que no lo hagan porque en nuestra cultura la culpa está ligada al castigo: atribuir culpa a una persona con cáncer nos puede llevar a considerar que el castigo es la enfermedad, y esto se aleja de la visión de que el cáncer es una enfermedad que viene, que a algunas personas “les toca” (esta es la difícil respuesta a una de las preguntas que más se hacen las personas ante un diagnóstico de cáncer: “Por qué a mi?“).

Pero existen muchas otras razones para no meter la culpa en la relación entre la enfermedad oncológica y el tabaco:

  • El tabaco no es ni necesario ni suficiente para tener cáncer: Muchos diagnósticos de cáncer no tienen nada que ver con el tabaco, porque la gente que no fuma también puede tener cáncer, y muchas personas fumadoras no tendrán cáncer en ningun momento de su vida.
  • Fumar es una adicción y, hasta ahora, no he encontrado ningun estudio que demuestre la eficacia de utilizar la culpabilización como estrategia para abandonar el hábito. El funcionamiento de las adicciones es algo más complejo que esto. Además existen condiciones genéticas que explican que unas personas sean más adictas que otras una vez han empezado a fumar.
  • Cuando una persona fuma, no lo hace con la intención de tener cáncer. ¿Verdad que dicho así despeja muchas dudas?

El problema de culpabilizar -por haber fumado- a una persona que tiene cáncer es que aumenta el sufrimiento que la enfermedad y su tratamiento ya provocan por si mismos. Sobre todo en el cáncer de pulmón que, a día de hoy, tiene un pronóstico bastante malo. En la propia persona (“Ya me dijeron que no fumara, que acabaría con mi salud“) y en sus familiares (“No pudimos convercerle de que dejara de fumar“). Pero fuera de esto, culpabilizar a la persona no cumple ninguna otra función.

En quién dice la frase sí cumple una función: como el cáncer da miedo, cosa que es normal, preferimos alejarnos de todo lo que tenga que ver con él. Que una persona que no fuma culpe a un fumador por tener cáncer es una manera de sentirse protegido: lo que hay detrás de la culpabilización es “Como yo no fumo, a mi no me pasará esto del cáncer“. La persona se siente tranquila porque asume que el riesgo no le afecta.

Así que para mantener el respeto hacia las personas y las decisiones que han tomado, lo mejor es no señalar a nadie como culpable de sus enfermedades. De paso no contribuiremos al estigma que, todavía hoy, tiene el cáncer.

Está claro que mantenerse sin fumar es una conducta útil para proteger la salud: el tabaco no solo aumenta el riesgo de tener cáncer, sino de tener muchas otras enfermedades como las cardiovasculares o las pulmonares, reduce el sentido delolfato y la capacidad respiratoria, y para quien fuma un paquete diario, le lleva a gastarse casi 1.500 euros al año.

Además el tabaco es el único producto del mercado que es malo para la salud SIEMPRE, y no sólo cuando se consume en exceso, como el alcohol o el azúcar. Pero esto no quita que la decisión de fumar que tome una persona es racional, y -ésta decisión- no tiene nada que ver con el cáncer.

En este enlace econtraréis una recopilación de estudios psicosociales sobre la relación entre el cáncer y el tabaco, realizada por la Asociación Española Contra el Cáncer y el Instituto Roche.

Joan Salvador Vilallonga

Especialista en psicooncología 

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